Con pompa y platillo se anuncio la lista de los ordenados. Con la fastuosidad y parafernalia se organizo la ceremonia en la que asistieron los Obispos auxiliares, excepto Miguel Romano y el mismo Cardenal emérito. Fueron 46 Sacerdotes y 10 diáconos los que ordenaron este Domingo pasado.
Hace un año un par de Sacerdotes platicaron con miembros del equipo de S&P y afirmaban que existían en el Seminario Mayor varios Seminaristas que venían arrastrando situaciones personales y que no habían logrado arreglarlas. A las situaciones que se referían estos formadores del Seminario que hoy en día siguen en funciones eran situaciones de índole sexual, que por pena, miedo u otras circunstancias no lo hablaron, si acaso lo comentaron con el espiritual pero no le dieron seguimiento.
El caso es que el Seminario y los formadores dieron luz verde a diáconos y seminaristas para la ordenación, tomando en cuenta que hay otros alumnos con casos menos difíciles y que están detenidos o enchinchados como se les conoce en el seminario.
Estas decisiones dejaran mucho que desear, no ahora, sino en el futuro y es que este mismo grupo de formadores han dado luz verde a otros alumnos (ya ordenados) en otros años y que a la fecha ya han dejado el ministerio. Se puede hablar de que el alumno es el responsable de su propia formación, de que el Seminario solo da los elementos para que el alumno sea protagonista de su propia formación, pero si por un lado los alumnos solo hablan de manera superficial y los formadores (por la cantidad de alumnos) los conocen poco, estamos hablando que existe una formación débil, laxa y superficial.
El Cardenal Robles tiene que poner orden en este caso en lo que a la formación sacerdotal se refiere, ya que ha sido sorprendente para el que la deserción Sacerdotal en una Arquidiocesis que se jacta por tener muchas vocaciones vaya a la alza.
No se trata de anunciar con pompa y platillo la cantidad de ordenados, sino de que calidad son los ordenados. Mas vale calidad y no cantidad.
Seria interesante preguntar donde estaba el Obispo Miguel Romano y porque no participo en las Ordenaciones, el que nada debe nada teme, o no Don Miguel!
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