Cuando no los Curas, los fieles. El Cardenal Robles se ha enfrentado con algunos problemas desde que llego a Guadalajara. En unos de los casos con Sacerdotes que no quieren salirse de la Parroquia cuando se les da un nuevo nombramiento, el más reciente fue el de la Parroquia de San Joaquin, en Guadalajara. Después en Ocotlán donde los fieles se han organizado para no aceptar los nombramientos de Sacerdotes originarios de ahí, alegando una guerra sucia donde se señala al Obispo emerito Rafael Martínez como principal responsable.
Hoy le toca el lugar a la Parroquia de San Ildelfonso. Una parroquia con amplia tradición pastoral en su zona. Incluso el decanato lleva su nombre. Fue erigida en 1980.
En enero de este año se nombro como Párroco al Sacerdote José Set Ortega Tapia, ordenado en 1981, quien es conocido por una manera muy peculiar de trabajar. Sustituyó al anterior Párroco Ramón Duarte. A su llegada a esta Parroquia comenzó a trabajar de una manera diferente a la cual estaban acostumbrados. Entre dimes y diretes poco a poco fue avanzando y creciendo el problema.
Los laicos encabezados por algunos lideres de grupos (Catequistas, Adoración nocturna y ministros extraordinarios) buscaron una reunión con el Cardenal recién llegado, el delego al Obispo Auxiliar Leopoldo González atender el caso. Pero la gente se desespero y se movilizaron. Hicieron llegar a cada casa de la jurisdicción parroquial un volante donde blasfemaban y desprestigiaban la labor del Sacerdote José Set.
Se habla de que el Sacerdote ya fue agredido físicamente. La gota que derramo el vaso fue que el fin de semana pasado el Obispo auxiliar Trinidad González asistió a las confirmaciones y de nuevo se organizaron para exigirles dialogo y remoción del Señor Cura pero el Obispo replico que no era el modo, el lugar ni la forma de como se dirigían y prácticamente los ignoro.
A ver que pasa con esta comunidad, lamentablemente por no hacer las cosas bien la actitud y el testimonio de algunos laicos hacen que de por si la gente no se acerque a los templos a participar en la diversidad de actividades pastorales que se presentan.
Según los conocimientos, competencia y posición de que gozan, los fieles tienen el derecho e incluso a veces el deber de manifestar a los Pastores su opinión sobre cuestiones que pertenecen al bien de la Iglesia, y también tienen derecho a hacer conocer su opinión a los demás fieles cristianos , con el debido respeto a la integridad de la fe y la moral y a la reverencia hacia sus pastores, y con la consideración por el bien común y la dignidad de las personas. [CIC, Codex Iuris Canonicus (1983), Can. 212, § 3.]