Según los conocimientos, competencia y posición de que gozan, los fieles tienen el derecho e incluso a veces el deber de manifestar a los Pastores su opinión sobre cuestiones que pertenecen al bien de la Iglesia, y también tienen derecho a hacer conocer su opinión a los demás fieles cristianos , con el debido respeto a la integridad de la fe y la moral y a la reverencia hacia sus pastores, y con la consideración por el bien común y la dignidad de las personas. [CIC, Codex Iuris Canonicus (1983), Can. 212, § 3.]

lunes, 22 de abril de 2013

LOS SEMINARISTAS DESCONFIAN DE SUS FORMADORES


El Seminario aun vive la resaca de la inepta formación emprendida por Romano y su equipo, la cual resulto tan inestable como algunos de los egresados que ahora son Sacerdotes formados en los casi 10 años de un rector que presidió mas no gobernó.

Y es que en los últimos años Guadalajara ha tenido una significante deserción sacerdotal. Algunos de los que han dejado el ministerio  fueron dirigidos por Romano cuando este era Espiritual otros guiados cuando era Rector.

¿Cual es el problema en un Seminario que se ufana que tiene muchas vocaciones? el problema radica en la formación. Y es que es de todos sabido que la formación depende de la persona no de las personas, esto quiere decir que el formando es el primero que debe preocuparse por su formación, una auto formación que abarca todas las áreas de un Seminarista, porque así como es de Seminarista, así será de Sacerdote.

Pero aunque muchos no quieran la formación también depende de los formadores, sino en este caso la Iglesia no los tuviera en los Seminarios.

En Guadalajara para los alumnos de preparatoria (Menor) y de el Mayor  es difícil confiar en los Sacerdotes, mucho menos en los Espirituales. Contados son los Sacerdotes Espirituales que se han ganado la confianza de los alumnos. Es de todos sabido que en el Seminario Mayor el único que podría decirse que se le tiene confianza es a Monseñor Ursulo Flores, un Sacerdote ejemplar y santo para muchos de los alumnos. En el Seminario menor quien ocupa el lugar de máxima confianza es el Sacerdote Ramón Salazar, doctor en moral y un excelente consejero  a quien según los alumnos le tienen mucha confianza.

El problema que existe en Guadalajara es que los  formadores que ahorita son espirituales al siguiente año pueden ser Prefectos, como si no hubiera otros Sacerdotes para ocupar los cargos de Prefectos dejando así a los que están de Espirituales. Y cuando un alumno se abrió de manera sincera con el Espiritual este puede utilizar su situación para dañar el proceso del alumno encasillandolo  por toda la formación y en lo peor de los casos correrlo o influir para correrlo

Los Sacerdotes  a los que menos confianza se les tiene en el Seminario son: Mariano Moreno, Hector Franco, Juan Antonio Marquez, Fernando Barajas quienes son espirituales, pero también existen Prefectos que  los alumnos  ni si quiera les tienen confianza como Cesar Castillo, Ivan Preciado, Walter Angulo, Guillermo Ochoa, Francisco Velarde, Juan José Caro y Miguel Avila y Jorge García Rivera, actual responsable del menor, quienes algunos fueron espirituales y ahora son Prefectos.

El asunto es que estas situaciones de desconfianza de parte de los alumnos fomentan  un circulo vicioso, por un lado la falta de confianza en el formador obliga a que los alumnos se pongan una careta y hablen con ellos de manera superficial evitando así  una ayuda para el formando, situación que se la lleva guardada hasta el fin de la formación y al salir ya en el ministerio su situación sale a relucir ocasionándole dudas y situaciones difíciles al neo Sacerdote, llevando en el menor de los casos a dejar el ministerio.

Otros de los casos que todos los alumnos del Seminario de Guadalajara tienen muy en cuenta es que los confesores espirituales cuando confiesan y les dicen algún caso difícil de inmediato  los  prefectos ya saben  y esta  situación hace que tomen la decisión de despedir a los alumnos. Esto ha pasado, según casos concretos de testimonios llegados a S & P de parte de los sacerdotes Fernando Barajas, Hector Franco y Mariano Moreno quienes mantienen comunicación con los responsables de la formación humana de los alumnos.

El rector, en este caso el Cardenal Robles, tendrá que  poner fin a este circulo vicioso, que esta fomentando la problemática en el seminario: salida de los alumnos y en el presbiterio: deserción sacerdotal, todo por la falta  de confianza de los alumnos hacia sus formadores.

Señor Cardenal, con el respeto que nos merece deberá escuchar a sus seminaristas, no es  necesario que  se entere por estos medios, platique con cada uno de ellos, conozcalos y se dará cuenta de muchas cosas, al igual que nosotros, se sorprenderá, sabemos que usted es un verdadero Padre y Pastor, por eso se lo  confiamos.

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