La segunda ciudad más importante de México es
sede Cardenalicia. La figura del Cardenal es de suma importancia en una de las
ciudades que brilla por si sola no solo
en México sino en todo el orbe católico.
A estas alturas pareciera que el actual
Arzobispo de Guadalajara, el Cardenal Francisco
Robles Ortega no existiera, mas
bien el punto de referencia entre la
grey tapatía sigue siendo el Cardenal emérito el Arzobispo Juan Sandoval.
Robles fue preconizado Arzobispo el 7 de diciembre de 2011 y se instalo el 7 de
febrero de 2012. Esta por cumplir 2 años
y para muchos laicos y sacerdotes no ha hecho nada. El Cardenal no se
oye, al Cardenal no se le ve, no hay un liderazgo mediático de la máxima figura
de la Iglesia católica en una de las Iglesias particulares más importantes no solo de México sino del
mundo.
La problemática que tiene Guadalajara es muy compleja, tiene su raíz en el gobierno episcopal de
Sandoval, quien por mas de 16 años
gobernó Guadalajara, quien favoreció a ciertos cotos de poder de los cuales
Robles ha podido desmantelar a unos cuantos y no del todo.
Robles reinstalo a algunos Sacerdotes que
Sandoval tenia castigados, por así
decirlo, quienes en tiempos de Sandoval fueron perseguidos y enchinchados ahora
están siendo apuntalados en cargos
importantes, vuelven los Curas dinereros, rateros, mujeriegos y de mas que Sandoval estuvo a punto de destituir y que Robles vuelve a rescatar.
Guadalajara es una bomba de tiempo si Robles
no mantiene un liderazgo visible, un liderazgo que se pensó seria eficiente, emergente y estable pero que
fue opaco y excesivamente discreto. Una discreción que a muchos da que pensar.