El pasado 17 de
noviembre se cumplieron cuatro años (ver aquí) de la destitución del Obispo Miguel
Romano. Una noticia que habíamos anunciado en nuestro blog desde mucho tiempo atrás.
La destitución vino de Roma a petición del mismo Cardenal
Robles, dicha petición causo gran sorpresa al mismo suspendido y a su circulo más
cercano, incluso el mismo Romano comentó con sus allegados que él no sabía de
la suspensión y que no fue notificado, que se enteró por los medios, y que
desde luego el no había solicitado la renuncia.
Las constantes presiones del presbiterio en torno al “Caso
Miguel Romano” llevaron al entonces recién nombrado Arzobispo a investigar la
situación, si bien los primeros años (2012-2014) de haber llegado a Guadalajara
el Cardenal Robles mantuvo en buena
posición a Romano, fue un tiempo para que este recibiera toda la información
que personalmente llevo al Vaticano. En dicha información se salpicaba al mismo
Cardenal Sandoval protector de Romano, pero que por “prudencia eclesiástica” se
dejó en el olvido.
La destitución de Romano no fue un juego de poder, ni una lucha de Cardenales, ni si quiera se dio para amagar a Sandoval, como en diversas ocasiones Sandoval Iñiguez y Miguel Romano lo han manejado, mucho menos venganza, la realidad es otra que el mismo Arzobispado ha guardado prudentemente por respeto al involucrado y a la misma Iglesia local.
La destitución de Romano no fue un juego de poder, ni una lucha de Cardenales, ni si quiera se dio para amagar a Sandoval, como en diversas ocasiones Sandoval Iñiguez y Miguel Romano lo han manejado, mucho menos venganza, la realidad es otra que el mismo Arzobispado ha guardado prudentemente por respeto al involucrado y a la misma Iglesia local.
La información con la que contaba Robles era la misma que
tenían en el Vaticano, dicha info fue enviada por un grupo de Sacerdotes,
Seminaristas y exseminaristas al Papa sin hacerles caso nunca, en dicho informe
se detallaban casos de malversación de fondos, casos de abuso sexual en el
seminario, homosexualidad, favoritismos y lo que detono en todo un
desequilibrio mental y falta de autoridad del entonces Obispo Miguel. Con esta
información el Vaticano dio luz verde para la destitución del Obispo.
En la página del Arzobispado se ha borrado todo rastro de
Romano Gómez, en la web de la CEM sigue apareciendo en el apartado de Obispos eméritos,
pero en la web del arzobispado de Guadalajara no aparece como tal, solo en el
directorio y aparece como Monseñor y no como Obispo.
Desde un principio Romano ha querido manipular (como bien
sabe) la información en torno a su destitución, primero con su familia, luego
con el grupo de Sacerdotes que lo cobija (Juan Carlos Lupercio, Jesús Reyes,
Maximiliano Regin, Mario Alberto Orozco, José Antonio Aceves, entre otros) y después
en los círculos, que ya son pocos, donde se desenvuelve. En un principio hizo
saber que había hablado con el Papa y que sería restituido como obispo de
alguna diócesis, incluso se habló de una demanda y que sus abogados estaban
viendo eso en Roma, pero oh sorpresa el tema Miguel Romano daba mucha
información que era preferible quedarse callado.
Parece que Romano Gómez está pagando muchas de las que hizo,
una gran cantidad de Sacerdotes y Seminaristas fueron relegados por él y por su
grupo de Formadores, tanto en el Seminario como en el mismo clero de la arquidiócesis,
con informes falsos, adulterados, con mentiras y con malas recomendaciones Romano
impidió que muchos jóvenes llegaran al Sacerdocio, peor aún ordeno la
destitución de muchos Sacerdotes que
supuestamente estaban en problemas y que no se les ayudo. Hoy en día algunos
seminaristas son sacerdotes y algunos otros no han podido retomar su camino
debido a los informes adulterados.
En estos años Romano Gómez fue relegado por caridad al
templo de la Merced, cercano a la catedral de Guadalajara, un lugar reservado
para sacerdotes ancianos, en realidad el arzobispado no lo quería en ninguna
parroquia, aunque fue pedido por algunos párrocos amigos, pero no se les
permitió. Incluso Romano tenía que pedir permiso para ir a celebrar una misa
fuera de la Merced, en diversas ocasiones era invitado (y sigue siendo
invitado) sin permiso a las parroquias de Santa Faustina Kowalska, Nuestra
Señora de Guadalupe en Huentitán, y San Juan Bautista en San Juan de Ocotan,
incluso en estas parroquias usaba las insignias episcopales.
El hecho de que Romano use las insignias episcopales es por
caridad, porque el Arzobispado le prohibió usarlas, pero solo le permitió
usarlas en la Merced, mientras celebraba.
En la actualidad Romano no goza de buena salud, su visible
desgaste físico y deterioro mental lo inhabilita para dirigir una diócesis,
incluso para devolverle las insignias episcopales. De hecho meses atrás
trabajadores del templo de la Merced donde se supone está adscrito Miguel
Romano confirmaron al Blog un altercado protagonizado por el Obispo, donde golpeo
a una feligrés durante la confesión, por lo que el Arzobispado decidió
retirarle las licencias para confesar. La feligrés se negó presentar cargos
contra él.
Miguel Romano de casi 60 años podría enfrentar más problemas
si los ex seminaristas denunciantes destapan la cloaca que en torno a él y al Cardenal
Sandoval envuelven, no se sabe porque no lo han hecho, mientras tanto Romano
tendrá que esperar, en su casa o en el templo donde fue adscrito, porque no ha
aceptado ni ha querido ayuda psicológica, que desde luego la necesita.
Quien lo iba a creer ... algo le debió haber pasado en Roma, lo tuve de coadjutor en el seminario menor y me pareció una persona muy brillante ... incluso recuerdo que ese año le tocó el discurso de la academia de Santo Tomás ... para mí fue un discurso lúcido ... sus homilias como diácono eran sencillas, claras y exáctas ... al correr de los años me toco verlo en una ceremonia de confirmación y su homilia fué ... nada que ver con el Romano de antes ... vacia, rimbombante, alejada ... ya había oído de su problema en Roma, pero ahí me di cuenta de qué tan grave fué ...
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