El Seminario de Guadalajara
esta pasando por un proceso de una lenta recuperación. Este proceso le llevara
a recobrar el brillo que perdió a lo
largo de los últimos 10 años. Los alumnos tienen algo más de una semana que ingresaron a un nuevo ciclo. Como es común
en todas las casas de formación sacerdotal el curso se inicia con ejercicios espirituales. Y así fue, pero
la sorpresa que los seminaristas se llevaron fueron dos, la primera, fue que después
de tantos rumores de cambio de formadores no hubo mas que uno, y no de los 5 u
8 que se escuchaban, y que incluso en la Curia y en los Decanatos se
sabía quienes eran los que salía La
segunda sorpresa fue que muchas caras volvían a reingresar al Seminario, o sea
muchos ex alumnos que tuvieron problemas con el viejo régimen estaban de regreso.
El ambiente durante los
ejercicios fue algo raro, insípido, ralo. Fueron impartidos por el formador
Juan Márquez quien se podría considerar con un perfil insípido dentro de los
formadores.
La pregunta en el aire que
los alumnos se hacen y hasta la fecha se siguen haciendo es porque el
Cardenal no removió a algunos Sacerdotes, como por ejemplo en
promoción a Catarino Espinoza, en el Menor a Walter Pérez y a Iván Preciado y
en el Mayor a Mariano Moreno, Guillermo Ochoa, Fernando Barajas entre otros.
La respuesta esta muy
sencilla. Por la única razón de que el
Cardenal Robles no quería que la formación en el Seminario se debilitara mas de
lo que estaba, porque al cambiar varios formadores de golpe estaría mandando
una señal de que efectivamente las cosas en el Seminario no andaban bien y eso daría
mucho de que hablar en la arquidiócesis,
si de por si la figura del Seminario esta muy desgastada ahora con esto. Quitando
a la supuesta cabeza de tajo será más fácil detectar los focos rojos.
La sabia decisión del
Cardenal Robles en poner a José Miranda como rector tiene un verdadero
trasfondo eclesial y de poder. Miranda un hombre de autoridad y de fuertes
convicciones pastorales y humanas era el hombre indicado para ese puesto, donde
la figura del rector estaba desgastada tanto en el ambiente del seminario como
en el ambiente sacerdotal, una figura que era y no era a la vez, carente de
autoridad, sin presencia. Lo único que adornaba a la figura del Rector era que
usaba mitra, y la mitra le daba un halo de autoridad a fuerzas, una autoridad
que se fue perdiendo a tal grado que
bien se sabía que solo era de adorno porque los formadores eran quienes
manejaban a su antojo el Seminario.
Robles al percatarse de esto
tomo una decisión, y una decisión bien, que a la fecha se palpa en los alumnos
del Seminario, sobretodo en el Mayor quienes ahora sienten el verdadero cambio,
y desde luego saben que todos los cambios son para mejorar.
Los formadores que salieron,
sobretodo los de promoción y del Seminario Menor no era necesario que salieran,
sino urgente debido a su comportamiento nada evangélico.
Ahora Robles y Miranda
tendrán que saber como manejarse a esta jauría
de lobos rapaces que se han dedicado a
hacer y deshacer, y poco a poco meter sangre nueva y con la misma visión de Iglesia
de Robles.
Por un lado el Padre Mariano
que era el poder detrás del trono, quien con una falsa y aparente
espiritualidad como lo es la
Cireciana era quien controlaba a Miguel Romano y al grupo
interno de los cirecianos, ahora se tiene que someter a Miranda quien tiene
toda la autoridad y difícilmente podrá influir. Cosa difícil porque en estos días se han visto
los jaloneos o patadas de ahogado que Mariano
ha querido dar, y hoy tendrá que
someterse, obedecer y trabajar por el bien de la Iglesia.
El único cambio que se dio
fue el de Marco Antonio, quien
extrañamente influía de una manera total sobre Miguel Romano y según eso desde
antes de terminar el ciclo escolar pasado había pedido su cambio argumentando
que estaba cansado pero algunas voces
cercanas dicen que su manera de ser no es compatible con la manera de trabajar
de Miranda y que eso se notaba desde que Marco era seminarista. Así que hoy ya
esta en su nueva Parroquia. En su lugar llego Leopoldo García quien también había
sido formador, primero espiritual y luego prefecto en el Seminario Menor antes de que llegara Miguel Romano de Rector.
Este nuevo ciclo Miranda tendrá
que trabajar con este grupo. El bien sabe y conoce los entre telones del poder eclesiástico,
por algo le gusta mucho y conoce la realidad mexicana y la política partidista
así que bien sabe como aplacar intereses de una jauría que visiblemente le
quitaron la cabeza, pero que aun la verdadera cabeza esta dentro y que va a ser
difícil someterla, pero no extirparla.
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