Obispo Miguel Romano, cronica de una defensa (indefendible) anunciada

 El jueves pasado se cumplieron dos años de la destitución canónica del Obispo Auxiliar de Guadalajara Miguel Romano Gómez, pupilo del nefasto Arzobispo emérito de Guadalajara.

La mañana del 17 de noviembre de 2014 el Vaticano daba a conocer la aceptación de la renuncia que  aceptada en conformidad con el can. 401, párrafo 2 del Código de Derecho Canónico.

Mucho se habló de esta renuncia, para algunos "injusta" para  otros muchos "justa". El caso es que quienes conocen el teje  y maneje de la arquidiócesis tapatía fue lo mejor  que pudo sucederle a esta iglesia particular. Aunque se diga que la destitución le cayó por sorpresa al ex Obispo y que habló con el Papa Francisco la situación que gira en torno al ex prelado es sumamente delicado, y conforme pasa el tiempo parece que nunca llegará el momento de su restitución.

Aconsejado por sus familiares y por el pequeño círculo de Sacerdotes Romano emprendió la recolección de pruebas de lo que el llama un "proceso turbio y mal llevado", aludiendo a su situación en la forma en que fue destituido como Obispo auxiliar. Si bien logró hablar con el Papa Francisco, la situación ya había llegado tarde, porque ni siquiera el poder de su influyente protector y promotor (Sandoval Iñiguez) le sirvió para apoyarlo.

El caso de Romano Gómez está salpicado de homosexualidad, pederastia y malversación de fondos. Agregando la promoción de Seminaristas de dudosa reputación al Sacerdocio, muchos de ellos llevando una doble vida como Sacerdotes en la actualidad en la arquidiócesis tapatía.

Miguel Romano no tiene nada que defender. Su falta de carácter le ha ayudado a ser un Sacerdote inútil que ni para Obispo sirvió. El tiempo hizo justicia a cientos de Seminaristas y Sacerdotes  con vocación que el mismo despacho y que ahora o dejaron el ministerio o son Sacerdotes en otras diócesis.

Sin duda Romano es un gran predicador, fue un excelente Sacerdote pero el poder lo corrompió, es el vivo ejemplo para no nombrar Obispos a Sacerdotes de buen talante.

El caso de Romano es significativo, ¿si el mismo decía y daba las pautas para elegir y ordenar a los seminaristas entonces por qué lo ordenaron sacerdote?. Su desequilibrio mental, su aislamiento y su fragilidad mostrada en el seminario  se vienen a reflejar hoy como Obispo depuesto. Y es que Romano en muchos casos ordenó a quien no debería de ordenar  y corrió a quien no debería correr.

Por lo pronto en menos que canta un gallo Romano alzará la voz, si es que así se dice preparando su defensa canónica e incluso "legal" por su caso turbio. 

Romano ha sido relegado a celebrar un par de misas diarias y confesiones en el templo de la Merced, no puede celebrar fuera de ahí (aunque lo hace en ocasiones sin permiso, sobre todo en las parroquias de sus fieles seguidores) , no puede usar insignias episcopales fuera de dicho templo. Visiblemente mal, regordete,  y con la mirada ida, Romano "vive un suplicio" diría una familiar de él.

Cansado de esta situación Romano Gómez ha ido varias veces a Roma sin ser escuchado, será que está pagando lo que a muchos les hizo. Aunque diga que él sabe mucho del clero tapatío y que si habla muchos temblarían Romano no tiene manera de defenderse, mucho menos de hablar, eso haría más grande su problema. Incluso un grupo de Sacerdotes y ex seminaristas han afirmado que si Romano alza la voz ellos mismos también la alzaran y sacaran los trapitos al sol por la vía legal de él y sus compinches, situación delicada que pone a Romano en la cuerda floja y delicada para la iglesia tapatia. Por lo pronto la batalla viene buena.