Robles y la gran encrucijada llamada Guadalajara

Robles, solitario hasta en las misas dominicales

En el post anterior hablábamos de la opacidad del Arzobispo de Guadalajara a los casi 4 años de haber llegado a la Arquidiocesis. También de la manera en que esta tomando el caminar de la Iglesia, sobretodo en la relación con el Presbiterio, una relación distante y seca, situación que ha molestado a mas de alguno.

En realidad Robles Ortega es un obispo opaco, callado, alejado de los reflectores pero con un olfato clerical muy por encima del común de sus pares obispos.

Recibió Guadalajara prácticamente  desmantelada. Quedo acabada gracias a los malos manejos que hizo Juan Sandoval y su equipo de secuaces. Ahora Robles le ha tocado, en la prudencia  re acomodar las fichas del tablero.

El Presbiterio y Robles

En la anterior entrega decíamos que es un Arzobispo alejado. En efecto, convive poco con los Curas, de hecho ellos mismos se quejan en las reuniones decanales del sentimiento de orfandad que sienten con Robles, y es que extrañan los gritos y regaños, aunque sea equivocados, de Sandoval, quien conocía practicamente al 80 %  del Presbiterio ya sea por apodo o por  nombre.  

Robles sabe la realidad de la diócesis, aunque  muchos  piensan que no conoce nada, conoce mejor que ninguno la realidad. No solo por los comentarios de su selecto grupo de amigos, sino por los informes recibidos desde Roma. 

 El clero de Guadalajara estaba acostumbrado con el Sandovalismo a funcionar como un clero bajo, guiado por lidersillos avalados por la cupula gobernante, o sea que Sandoval trabajaba con pequeños equipos de trabajo, una forma de trabajar que le sirvió desde que era rector del Seminario. Sandoval tenía su equipo de curas con quienes sacaba adelante cualquier propuesta o iniciativa en bien de la diocesis, una manera de trabajar elitista, vista a los ojos de algunos como llena de favoritismos.

A la sombra de Sandoval se cobijaron varios Curas, unos llegaron a ser Obispos, por la empatia que tenía este con ellos, de ellos salieron Romano, Botello, Francisco González, Leopoldo González, Trinidad González, entre otros, muchos de ellos suspendidos por el Vaticano. A Sandoval no le importaba  si tenían cola, a el lo que le importaba era que trabajaran, siempre y cuando no dieran dolor de cabeza ni hicieran escándalo, cuentan  que una vez  en una reunión con curas dijo:  "yo conozco a mi presbiterio, se quien es cabrón y quien es puñal, pero  prefiero que trabajen y dejen trabajar", así a su muy estilo bravucon y directo Sandoval alimento cotos de poder durante mas de 15 años. Grupos de Curas que eran la verdadera oposición, pero que no le hacían nada al  flamante arzobispo, ya que el trabajaba a su antojo con su pequeño equipo, había  el grupo de los homosexuales, quienes como lobby del presbiterio se conocen  sus amantes y sus pecadillos, a quienes Sandoval protegió a muchos de ellos, incluso a los pedofilos, aunque se jacte de haber atendido todos los casos a tiempo.

Pocos son los Curas que viven fielmente su ministerio y esos en tiempos de Sandoval fueron estigmatizados o perseguido o relegados, son los que callada y desinteresadamente hacen lo que tienen que hacer, esta es una parte del presbiterio de Guadalajara, la mayoría con una doble vida.

A esta situación es a la que Robles vino a cambiar, por eso su alejamiento  y su opacidad en una situación delicada  en una de las Arquidiocesis mas importantes para la Iglesia en América Latina.

Entendiendo a Robles sobre la encrucijada que le ha tocado arreglar en tan poco tiempo, ya que es muy probable que el cambio se este empezando a fraguar, para hacerse efectivo en un par de años.